viernes, 23 de febrero de 2018

CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS



La creencia de la resurrección de los muertos es la profesión fundamental de la fe de los cristianos. San Pablo dirá: “si Cristo no ha resucitado es vana nuestra proclamación vana es nuestra fe” (1Cor 15, 14). claro que esta primicia tuvo sus opositores durante la época inter testamentaria. Para algunas corrientes no estaba claro este principio se presentó en aquella época y se presenta en la nuestra.
Desde el principio, la fe cristiana en la resurrección ha encontrado incomprensiones y oposiciones (cf Hch 7, 32; 1 Cor 15, 2-13) ´´en ningún punto la fe cristiana encuentra más contradicción que en la resurrección de la carne¨ (San Agustín, psal. 88, 2, 5) Se acepta muy comúnmente que, después de la muerte, la vida de la persona humana continúa de una forma espiritual (CIC 996).
Para la época de Jesús estas incomprensiones y oposiciones son representadas en el grupo de los saduceos los cuales, dentro de su sistema de creencias, rechazaban la resurrección de los muertos. Podemos encontrar dentro del Nuevo Testamento una discusión que sostuvieron con el Señor:
“Se acercaron unos saduceos que niegan la resurrección y le dijeron: Maestro, Moisés nos dejó escrito que cuando uno muere sin dejar hijos, su hermano se case con la viuda para dar descendencia al hermano difunto. Eran siete hermanos: el primero se casó y murió sin descendencia; el segundo tomó a la viuda y murió sin descendencia; lo mismo el tercero. Ninguno de los siete dejo descendencia. Después murió la mujer. En la resurrección, [cuando resuciten] ¿de cuál de ellos será l mujer? Porque los siete estuvieron casados con ella” (Mc 12, 18-23)
Los saduceos usando las Sagradas Escrituras, en este caso la ley del levirato que encontramos en Dt 25, 5-10 tratan no sólo de demostrar sus fundamentos religiosos sino también de ridiculizar la fe en la resurrección de los muertos. Jesús le sale al encuentro y los acusa de no entender las escrituras y de una manera sencilla, pero profunda, les demuestra que la idea de la resurrección también tiene argumentos bíblicos:
Jesús les respondió: ¿No están equivocados por esto, por no conocer la escritura y el poder de Dios? Cuando resuciten de entre los muertos los hombres y las mujeres no se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo. Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no han leído en el libro de Moisés el episodio de la zarza? Dios le dice: Yo soy el Dios de Abrahán el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos sino de vivos. Ustedes están muy equivocados (Mc 12, 24-27)
En esta cita podemos contemplar la interpretación que Jesús hace sobre el tema, la resurrección de los muertos. No es una continuidad de la vida mortal como lo exponen los saduceos sino un estado de vida en la plenitud con Dios, como los ángeles.
También podemos extraer que Jesús va más allá de la profesión de fe de los fariseos, que sí creían en la resurrección pero que se quedaba solo como un artículo más de su fe. Jesús sitúa la fe en la resurrección de los muertos en el centro mismo del credo identificándolo con el concepto que se tiene de Dios al citar: Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob (Ex 3, 6-15). y al anunciar: no es un Dios de muertos sino de vivos. Aquí encontramos una prefiguración del triunfo de Jesús sobre la muerte.
La fe judía no se ve comprometida, al contrario, adquiere más pureza al ser profundizada y a la vez mantiene su sencillez: fe en Dios.
Volvamos al comienzo de la clase para situarnos en los problemas que tuvo que enfrentar san Pablo con algunas posturas y su visión respecto a la resurrección.
Así como los saduceos no creían en la resurrección de los muertos,a algunos oyentes de Pablo se les complicaba creer, por eso analicemos algunas citas bíblicas para encontrar luces:
Desde la concepción paulina se aborda el significado teológico del bautismo. Sacramento por el cual nos hacemos cristianos y comenzamos a participar de la muerte y resurrección de Cristo. Es el nacer y morir que Jesús pide a Nicodemo: quien no nace de nuevo por el agua y el espíritu no puede entrar en el reino de los cielos
¿Qué diremos entonces? ¿Qué debemos seguir pecando para que abunde la gracia? ¡Ni pensarlo! Los que hemos muerto al pecado, ¿Cómo vamos a seguir viviendo en él? ¿No saben que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo resucitó de la muerte por la acción gloriosa del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva. Porque si nos hemos identificado con él por una muerte como la suya, también nos identificaremos con él en la resurrección. Sabemos que nuestra vieja condición humana ha sido crucificada con él, para que anule la condición pecadora y no sigamos siendo esclavos del pecado. Porque el que ha muerto ya no es deudor del pecado. Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos que Cristo resucitó de la muerte, ya no vuelve a morir, la muerte no tiene poder sobre él. Muriendo murió al pecado definitivamente; viviendo vive para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. No permitan que el pecado reine en sus cuerpos mortales obedeciendo a sus bajos deseos. No entreguen sus miembros a disposición del pecado como instrumentos de injusticia, sino pónganse a disposición de Dios como resucitados de la muerte, y hagan de sus miembros instrumentos de justicia al servicio de Dios. El pecado no tendrá dominio sobre ustedes ya que no viven sometidos a la ley, sino bajo la gracia (Rom 6, 1-14).
Pablo nos recuerda que vivir en Cristo es morir al pecado y que somos incorporados por el sacramento a la gracia santificante de Dios, pero que esta gracia no es una licencia para seguir en la antigua servidumbre, sino que debemos movernos con la dignidad de los verdaderos hijos de Dios. En este proceso comienza el cristiano a participar de la muerte en Cristo y a disfrutar de su resurrección. Por eso hay una ruptura con las antiguas filosofías griegas que creían el cuerpo una prisión que encerraban al alma. Para Pablo el hombre es un ser integral, es una unidad, cuerpo-alma por tal motivo el cuerpo debe estar al servicio de Dios.
Otro análisis debemos hacerlo en la carta a los Corintios, en la que el apóstol cuestiona las creencias de algunos sobre el tema de la resurrección:
ahora bien si se proclama que Cristo resucito de la muerte, ¿Cómo algunos de ustedes dicen que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de muertos tampoco Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, es vana nuestra proclamación, es vana nuestra fe (1Cor 15, 12-14)
La muerte de Jesús perdona pecado porque desemboca en la resurrección. A La resurrección de Jesús se ordena la nuestra. Sin la resurrección de Cristo los cristianos seríamos presa de burlas y lástima ¿por qué, de qué sirve una fe que no tiene fundamento? Un desastre para los muertos y un gran vacío para los que un viven
En la teología joánica encontramos evidencia de una fe que pasa del aspecto teológico al cristológico: la resurrección de Lázaro quiere dar respuesta a los hermanos que ya habían muerto en espera de la llegada de la gran parusía. La enlazamos con Juan 6 donde Jesús se nos presenta como el pan de vida. Al comer su cuerpo y escuchar su palabra, al aceptarlo, nos adentramos, desde ese momento, en la comunión y participación del misterio salvífico que es la persona de Jesús.
Ser testigo de Cristo es ser testigo de su Resurrección (Hch , 22; cf 4, 33), haber comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos (Hch 10, 41) La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como Él, con Él, por Él (CIC 995)
Lee:
Parábola de Lázaro en Juan 11, 5-45.
 Cabe resaltar esta afirmación yo soy la resurrección y la vida.
Lázaro simboliza a todos los cristianos que cultivan el don de la amistad con Jesús. Es la poderosa palabra de Jesús, palabra que es vida; que el muerto es levantado a una nueva vida. La resurrección es el tema principal como fundamento de la esperanza cristiana: Yo soy la resurrección y la vida. el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá (Jn 11, 25).
Desde la perspectiva física se puede interpretar esta lectura: tu hermano volverá a vivir (Jn 11, 23) como una frase dirigida a todos los creyentes, de todos los tiempos, que perdieron por la muerte a un ser querido.
Desde la perspectiva espiritual, la narración de la resurrección de Lázaro viene a significar lo que pasa cuando la palabra nos interpela, invita a creer y la aceptamos. La corrupción y el mal olor del pecado sepultan al hombre en una existencia vacía. En Jesús, la vida misma ha sido comunicada al hombre.
Cómo resucitan los muertos
¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús. (CIC 997)
¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto: los que hayan hecho el bien resucitará para la vida, y los que hayan hecho el mal para la condenación (Jn 5, 29; cf Dn 12, 2)” (CIC 998)
¿Cómo? Cristo resucitó en su propio cuerpo: mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo (Lc 24, 39); pero él no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en El todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora (Cc. De Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será transfigurado en cuerpo de gloria (Flp 3, 21), en cuerpo espiritual (1Co 15, 44):
Pero dirá alguno: ¿cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tu siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano…, se siembra corrupción resucita corrupción…, los muertos resucitarán incorruptibles. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de inmortalidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad (1 Co 15, 35-37. 42. 53). (CIC 999).
Este “cómo” sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo:
Así como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucaristía constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así nuestros cuerpos que participan en la Eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la esperanza de la resurrección (San Ireneo de Lyón, haer. 4, 18, 4-5).

Evaluación
1)      En pocas palabras explique cómo por medio del bautismo y de la Eucaristía participamos de la resurrección de Cristo.
2)      De forma sencilla haga un comentario de cómo cree usted que será la resurrección.


No hay comentarios:

Publicar un comentario