sábado, 3 de febrero de 2018

DE LA MUERTE A LA VIDA

En la clase anterior habíamos reflexionado sobre la cita bíblica de Jesús, donde se nos presenta como: “el camino la verdad y la vida” (Jn 14, 6). Jesús muere y nos deja ese camino para ser transitado por todos los cristianos: morir! Pero siendo Él también la verdad y la vida. Para el cristiano que muere en gracia de Dios el morir es un paso prominente que conduce a la resurrección, al Reino de los Cielos, porque Jesús es también vida: “yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10, 10).
En esta clase no estudiaremos la resurrección de los muertos, sino la muerte y la perspectiva cristiana que se tiene de ésta. El diccionario: el diccionario Larousse nos define la muerte así: “Cesación completa y definitiva de la vida”.
Empecemos desde aquí nuestro estudio:
Somos seres creados para vivir; Dios mismo nos regala su ´´ALITO (aliento) para que el hombre comience a respirar (cf Gn 2, 7) ¡y en respirar se nos va la vida! El hombre es educado y preparado para enfrentar la vida y casi nunca para enfrentar la muerte. De hecho la muerte en nuestra sociedad materialista pasa casi desapercibida, inadvertida e invisible, como un ladrón silencioso que entra por la puerta trasera y queremos que por allí, y con el mismo silencio, se marche.
Hacemos lo posible e  inimaginable y otras cosas más para no toparnos con ella. La sociedad de consumo así nos ha educado, nos ha formado.
No se dice mucho de ella en el colegio, no se ve en hospitales aunque consecuentemente los visita; en el seno familiar es un tema poco tocado; incluso en las funerarias casi ni la dejan entrar, de allí el maquillaje o el arreglo post mortis de los difuntos que aparentan que están durmiendo, como si con esto se quisiera dar a entender que están más vivos que muertos.
Este tabú por la muerte irónicamente tiene su contraparte. Mientras por un lado se trata de desaparecer, por otro lado es divinizado y adorado por algunos medios de comunicación, principalmente por el cine donde sin censura se transmiten escenas de muerte de algunos personajes (a mayor carnicería mayor será el rating. Exaltan escenas dantescas de desmembramientos y baños de sangre sin ningún límite). Pero, ¿Qué pasa con la muerte en la vida real de estos actores, es decir cuando mueren de verdad? Solamente se publica dependiendo del impacto noticioso que vende, más que por el deber de informar.

PERSPECTIVA RELIGIOSA DE LA MUERTE.

“Hay una tendencia que se inclina a ver a la muerte desde dos perspectivas,  una bíblica y otra griega que a partir del siglo XVI ha tomado más fuerza.
La interpretación griega de la muerte influenciada definitivamente por Platón, es idealista y dualista <idealista: perfección, magnificar, embellecer. Dualista: dos principios como la materia y el espíritu, el cuerpo y el alma, el bien y el mal>. La materia se considera como mala en sí misma y únicamente el espíritu, la idea es lo que se mira como positivo. El hombre es el curioso producto en el que ambas realidades se encuentran compenetradas, contrapuestas entre sí: Materia-Espíritu, de modo que el hombre es un ser contradictorio.
El espíritu, la llama de lo divino (soplo-rúa) ha sido arrojado en la cárcel del cuerpo. Por lo tanto el camino del sabio consiste en tratar al cuerpo como camino del espíritu, preparándose para la inmortalidad en esa enemistad respecto al cuerpo.
Así que la muerte sería el gran momento en que las puertas de la cárcel se abre y sale el alma prisionera a la libertad e inmortalidad que le compete por su esencia. La muerte aparece como el verdadero amigo del hombre que lo libera del encadenamiento antinatural a la materia. Como exponente de esa sublimación aparece el Sócrates platónico, que ve la muerte como una fiesta.
Podemos concluir que este pensamiento influenció la fe cristiana y su anuncio: la fe de la inmortalidad del alma se dice, procede de este pensamiento.
Más adelante se presentan otros filósofos que hablarán de la muerte desde un punto de vista existencialista como por ejemplo Heidegger quien busca establecer la autenticidad de la existencia humana y finalmente para descubrir el acceso al ser. El problema de la inmortalidad personal después de la muerte se queda voluntariamente fuera de perspectiva.
Para Sartre la muerte no puede quedar nunca asumida e integrada en un proyecto existencial. El proyecto existencial no puede ser interpretado como un caminar hacia la muerte y mucho menos como una espera de la muerte.

LA MUERTE PERSPECTIVA BIBLICA.
ANTIGUO TESTAMENTO

            La visión de Israel con respecto a la muerte es un camino gradual de toda su historia. Desde la concepción antigua y casi prehistórica donde se funde lo mítico con lo real, desde donde es purificado de sus creencias politeístas y es llevado al plano del encuentro por medio de la fe en el DIOS único y verdadero. De esta verdad absoluta en Yahveh el pueblo israelí va aprendiendo que la vida procede de Dios y que a Él debe volver. En este volver a Dios aparece como norma vivir en su amistad y se da como norma el morir de viejo, saciado de vida; esta vida y esta amistad es renovada en los hijos: que veas a los hijos de tus hijos. En Gn 22, 16-18 donde Dios promete su bendición a los descendientes de Abraham aquí vemos un destello el Dios de la vida. Continua su pacto con el pueblo a través de las generaciones y el salmo 128 es una representación de esta fe. Pero también es cierto que ese mismo Dios se le presenta a Moisés como Dios de vivos y no de muertos (Ex 3, 6).
Morir viejo y saciado de vida se contrapone a morir joven y sin dejar hijos, era considerado un castigo.
La muerte es considerada producto del pecado. Solamente los vivos alaban a Dios y los muertos no. “el abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa” (Is 38, 18)
También podemos analizar que la muerte era considerada un vivir a las sombras, el sheol como morada de los difuntos donde estaban destinados a una existencia vacía, es decir, la muerte no era considerada como la aniquilación completa de la existencia del hombre.
NUEVO TESTAMENTO
Con la revelación perfecta de Dios en la persona de Jesús todas las dudas, confusiones y sombras son asumidas desde la participación en la cruz, muerte y resurrección del Señor. “Quien cree en mí, aunque muera vivirá; y quien vive y cree en mí no morirá para siempre”. (Jn 11, 25).
El sacramento del bautismo se convierte en la participación de la muerte de Cristo (cf. Rm 6, 1-11; Jn 3, 5)
Desde la fe en Cristo hay una nueva percepción de la muerte tanto que San Pablo dirá: “para mí la vida es Cristo y morir una ganancia” (Flp 1, 21)
“La muerte es el final de la vida terrena. Nuestras vidas están medidas por el tiempo, en el curso del cual cambiamos, envejecemos y como en todos los seres vivos de la tierra, al final aparece la muerte como terminación normal de la vida. Este aspecto de la muerte da urgencia a nuestras vidas: el recuerdo de nuestra mortalidad sirve también para hacernos pensar que no contamos más que con un tiempo limitado para llevar a término nuestra vida:Acuérdate de tu creador en tus días de mozo…, mientras no vuelva el polvo a la tierra, a lo que era y el espíritu vuelve a Dios que es quien lo dio (Qo 12, 1-7)”. Catecismo de la Iglesia Católica No 1007.
“Gracias a Cristo la muerte cristiana tiene un sentido positivo: para mí, la vida es Cristo y morir una ganancia. (Flp 1,21) Es cierta esta afirmación si hemos muerto con Él, también viviremos con Él (2 Tm 2,11).
La novedad esencial de la muerte cristiana está ahí: por el bautismo, el cristiano está ya sacramentalmente muerto con Cristo, para vivir una vida nueva; y si morimos en la gracia de Cristo, la muerte física consuma este morir con Cristo y perfecciona así nuestra incorporación a Él en su acto redentor”. (CIC 1010)
EVALUACIÓN

1.      Luego de haber leído el texto precedente, responde en forma breve pero profunda: ¿Qué quiere decir el cardenal Ratzinger con la expresión: morir es salir del tiempo para entrar a la eternidad?

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