En
la clase anterior habíamos reflexionado sobre la cita bíblica de Jesús, donde
se nos presenta como: “el camino la verdad y la vida” (Jn 14, 6). Jesús muere y
nos deja ese camino para ser transitado por todos los cristianos: morir! Pero
siendo Él también la verdad y la vida. Para el cristiano que muere en gracia de
Dios el morir es un paso prominente que conduce a la resurrección, al Reino de
los Cielos, porque Jesús es también vida: “yo he venido para que tengan vida y
vida en abundancia” (Jn 10, 10).
En
esta clase no estudiaremos la resurrección de los muertos, sino la muerte y la
perspectiva cristiana que se tiene de ésta. El diccionario: el diccionario
Larousse nos define la muerte así: “Cesación completa y definitiva de la vida”.
Empecemos
desde aquí nuestro estudio:
Somos
seres creados para vivir; Dios mismo nos regala su ´´ALITO (aliento) para que
el hombre comience a respirar (cf Gn 2, 7) ¡y en respirar se nos va la vida! El
hombre es educado y preparado para enfrentar la vida y casi nunca para
enfrentar la muerte. De hecho la muerte en nuestra sociedad materialista pasa
casi desapercibida, inadvertida e invisible, como un ladrón silencioso que
entra por la puerta trasera y queremos que por allí, y con el mismo silencio,
se marche.
Hacemos
lo posible e inimaginable y otras cosas
más para no toparnos con ella. La sociedad de consumo así nos ha educado, nos
ha formado.
No
se dice mucho de ella en el colegio, no se ve en hospitales aunque
consecuentemente los visita; en el seno familiar es un tema poco tocado;
incluso en las funerarias casi ni la dejan entrar, de allí el maquillaje o el
arreglo post mortis de los difuntos que aparentan que están durmiendo, como si
con esto se quisiera dar a entender que están más vivos que muertos.
Este
tabú por la muerte irónicamente tiene su contraparte. Mientras por un lado se
trata de desaparecer, por otro lado es divinizado y adorado por algunos medios
de comunicación, principalmente por el cine donde sin censura se transmiten
escenas de muerte de algunos personajes (a mayor carnicería mayor será el
rating. Exaltan escenas dantescas de desmembramientos y baños de sangre sin
ningún límite). Pero, ¿Qué pasa con la muerte en la vida real de estos actores,
es decir cuando mueren de verdad? Solamente se publica dependiendo del impacto
noticioso que vende, más que por el deber de informar.
PERSPECTIVA RELIGIOSA DE LA
MUERTE.
“Hay
una tendencia que se inclina a ver a la muerte desde dos perspectivas, una bíblica y otra griega que a partir del
siglo XVI ha tomado más fuerza.
La
interpretación griega de la muerte influenciada definitivamente por Platón, es
idealista y dualista <idealista: perfección, magnificar, embellecer.
Dualista: dos principios como la materia y el espíritu, el cuerpo y el alma, el
bien y el mal>. La materia se considera como mala en sí misma y únicamente
el espíritu, la idea es lo que se mira como positivo. El hombre es el curioso
producto en el que ambas realidades se encuentran compenetradas, contrapuestas
entre sí: Materia-Espíritu, de modo que el hombre es un ser contradictorio.
El
espíritu, la llama de lo divino (soplo-rúa) ha sido arrojado en la cárcel del
cuerpo. Por lo tanto el camino del sabio consiste en tratar al cuerpo como
camino del espíritu, preparándose para la inmortalidad en esa enemistad
respecto al cuerpo.
Así
que la muerte sería el gran momento en que las puertas de la cárcel se abre y
sale el alma prisionera a la libertad e inmortalidad que le compete por su
esencia. La muerte aparece como el verdadero amigo del hombre que lo libera del
encadenamiento antinatural a la materia. Como exponente de esa sublimación
aparece el Sócrates platónico, que ve la muerte como una fiesta.
Podemos
concluir que este pensamiento influenció la fe cristiana y su anuncio: la fe de
la inmortalidad del alma se dice, procede de este pensamiento.
Más
adelante se presentan otros filósofos que hablarán de la muerte desde un punto de
vista existencialista como por ejemplo Heidegger quien busca establecer la
autenticidad de la existencia humana y finalmente para descubrir el acceso al
ser. El problema de la inmortalidad personal después de la muerte se queda
voluntariamente fuera de perspectiva.
Para
Sartre la muerte no puede quedar nunca asumida e integrada en un proyecto
existencial. El proyecto existencial no puede ser interpretado como un caminar
hacia la muerte y mucho menos como una espera de la muerte.
LA MUERTE PERSPECTIVA BIBLICA.
ANTIGUO TESTAMENTO
La visión de Israel con respecto a
la muerte es un camino gradual de toda su historia. Desde la concepción antigua
y casi prehistórica donde se funde lo mítico con lo real, desde donde es
purificado de sus creencias politeístas y es llevado al plano del encuentro por
medio de la fe en el DIOS único y verdadero. De esta verdad absoluta en Yahveh
el pueblo israelí va aprendiendo que la vida procede de Dios y que a Él debe
volver. En este volver a Dios aparece como norma vivir en su amistad y se da
como norma el morir de viejo, saciado de vida; esta vida y esta amistad es
renovada en los hijos: que veas a los hijos de tus hijos. En Gn 22, 16-18 donde
Dios promete su bendición a los descendientes de Abraham aquí vemos un destello
el Dios de la vida. Continua su pacto con el pueblo a través de las
generaciones y el salmo 128 es una representación de esta fe. Pero también es
cierto que ese mismo Dios se le presenta a Moisés como Dios de vivos y no de
muertos (Ex 3, 6).
Morir
viejo y saciado de vida se contrapone a morir joven y sin dejar hijos, era
considerado un castigo.
La
muerte es considerada producto del pecado. Solamente los vivos alaban a Dios y
los muertos no. “el abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan
en tu fidelidad los que bajan a la fosa” (Is 38, 18)
También
podemos analizar que la muerte era considerada un vivir a las sombras, el sheol como morada de los difuntos donde
estaban destinados a una existencia vacía, es decir, la muerte no era
considerada como la aniquilación completa de la existencia del hombre.
NUEVO
TESTAMENTO
Con
la revelación perfecta de Dios en la persona de Jesús todas las dudas,
confusiones y sombras son asumidas desde la participación en la cruz, muerte y resurrección
del Señor. “Quien cree en mí, aunque muera vivirá; y quien vive y cree en mí no
morirá para siempre”. (Jn 11, 25).
El
sacramento del bautismo se convierte en la participación de la muerte de Cristo
(cf. Rm 6, 1-11; Jn 3, 5)
Desde
la fe en Cristo hay una nueva percepción de la muerte tanto que San Pablo dirá:
“para mí la vida es Cristo y morir una ganancia” (Flp 1, 21)
“La
muerte es el final de la vida terrena. Nuestras vidas están medidas por el
tiempo, en el curso del cual cambiamos, envejecemos y como en todos los seres
vivos de la tierra, al final aparece la muerte como terminación normal de la
vida. Este aspecto de la muerte da urgencia a nuestras vidas: el recuerdo de
nuestra mortalidad sirve también para hacernos pensar que no contamos más que
con un tiempo limitado para llevar a término nuestra vida:“Acuérdate de tu creador en tus días de mozo…, mientras no vuelva
el polvo a la tierra, a lo que era y el espíritu vuelve a Dios que es quien lo
dio (Qo 12, 1-7)”. Catecismo de la Iglesia Católica No 1007.
“Gracias
a Cristo la muerte cristiana tiene un sentido positivo: para mí, la vida es Cristo y morir una ganancia. (Flp 1,21) Es
cierta esta afirmación si hemos muerto
con Él, también viviremos con Él (2 Tm 2,11).
La
novedad esencial de la muerte cristiana está ahí: por el bautismo, el cristiano
está ya sacramentalmente muerto con
Cristo, para vivir una vida nueva; y si morimos en la gracia de Cristo, la
muerte física consuma este morir con
Cristo y perfecciona así nuestra incorporación a Él en su acto redentor”.
(CIC 1010)
EVALUACIÓN
1.
Luego
de haber leído el texto precedente, responde en forma breve pero profunda: ¿Qué
quiere decir el cardenal Ratzinger con la expresión: morir es salir del tiempo para entrar a la eternidad?
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